Blog elaborado con la finalidad de fomentar la participación de los alumnos de la Maestría Gerencia y LIderazgo en la Educación, de la Universidad Fermín Toro
sábado, 12 de febrero de 2011
viernes, 11 de febrero de 2011
La Pedagogía del Amor
LA PEDAGOGÍA DEL AMOR
Francisco Tintos Lomas.
Desde que los Sofistas, en el siglo V a. C., institucionalizaron la enseñanza y fundaron la pedagogía, muchas y muy diversas teorías pedagógicas se han sucedido en el transcurso de la historia. Desde diferentes concepciones de la educación y fundándose en principios filosóficos y antropológicos heterogéneos cada una de ellas ha pretendido diseñar las técnicas y los métodos didácticos más adecuados para desarrollar el proceso educativo de la manera más apropiada y eficaz.
Pero no pretendo ahora exponer y analizar, a modo de compendio histórico, doctrinas tan dispares. Mi propósito es centrar mi reflexión en torno a algo que transciende y, a la vez, envuelve a todas las teorías pedagógicas por muy diversas que sean. Lo he llamado “ pedagogía del amor”. No se trata de una doctrina nueva. No es una teoría propiamente dicha. Es, más bien, un estilo educativo, un talante, una actitud que todo educador debe encarnar. Su validez es pues extensible tanto a los padres como a los profesores.
El eje fundamental que vertebra la pedagogía del amor es, obviamente, el amor, porque él constituye uno de los pilares básicos en los que ha de sustentarse la educación, ya que el amor genera un movimiento empático que provoca en el educador la actitud adecuada para comprender los sentimientos del educando y, en cierto modo, prever su comportamiento. Es necesario, pues, reflexionar sobre el amor y analizar sus implicaciones, exigencias o manifestaciones en el proceso educativo, a fin de perfilar algunos de los rasgos más sobresalientes que configuran la pedagogía del amor, sin la pretensión de agotar el tema y como una mera invitación a la reflexión.
La pedagogía del amor exige reconocer y aceptar al educando tal cual es y no como nos gustaría que fuera, porque sólo conociendo y aceptando sus valores y sus defectos, sus aptitudes y sus carencias propenderemos a potenciar y desarrollar los primeros y a corregir y a enderezar los segundos. Es demasiado frecuente la tendencia de los padres a establecer comparaciones entre los hermanos y de los profesores entre los alumnos. Pero es un error, porque las comparaciones son siempre odiosas y no benefician ni al que es elogiado, porque fomentan en él sentimientos de superioridad y orgullo, ni al que es censurado, porque disminuyen su autoestima. Cada uno es como es y en toda persona hay siempre un acervo de cualidades valiosas. Si le aceptamos, le enseñamos a aceptarse a sí mismo y le demostramos que no le queremos por sus éxitos, sino por él mismo. La aceptación constituye, pues, el punto de partida del proceso educativo.
Pero no es suficiente. La pedagogía del amor exige al educador que reconozca cada uno de los logros del educando y lo felicite por ello, porque su personalidad es inmadura y necesita continuamente del estímulo, del aliento y de la motivación para seguir adelante. De ahí que las burlas y ridiculizaciones y, más aún, las descalificaciones, aunque sean en tono de broma, incrementen su inseguridad, le produzcan malestar y disminuyan su autoestima.
La pedagogía del amor requiere atención y disponibilidad temporal para escuchar y ayudar al educando a resolver sus problemas y dificultades, por nimios que puedan parecernos, ya que para él son muy importantes. Diversos factores de la sociedad actual inciden negativamente en la convivencia y reducen las relaciones en la familia. El adolescente pasa las horas junto al televisor y se refugia en su fantasía diurna o en su pandilla para buscar ayuda a sus problemas.
La pedagogía del amor busca la verdad y la autenticidad y, por ello, sus respuestas son siempre sinceras. Rehúsa la mentira y, bajo ningún pretexto, pide al educando que mienta, porque la mentira enturbia las relaciones y conduce a una pérdida de credibilidad en el educador. Por eso no tiene inconveniente en reconocer sus errores y admitir sus equivocaciones. De este modo, conseguimos que el educando nos valore mejor y se forme una opinión más favorable de nosotros y, al mismo tiempo, le enseñamos a reconocer y admitir sus propias equivocaciones.
La pedagogía del amor es serena a la hora de tomar decisiones o de establecer compromisos, pero no vacila a la hora de cumplirlos. El continuo cambio de opinión, la falta de una línea coherente, el decir y no hacer, engendra en el educando inseguridad. Es necesario meditar y tomar las decisiones con serenidad y ejecutarlas con firmeza.
La pedagogía del amor conoce la psicología del desarrollo y sabe que la adolescencia es la etapa que mayores dificultades entraña en la evolución de la vida del hombre, porque en ella se producen importantes y profundos cambios biológicos, psicológicos y sociales, que pueden originar continuos conflictos y desajustes en la personalidad del educando y que requieren la mirada atenta y serena del educador para comprender la nueva situación, evitar posibles desviaciones, de consecuencias nefastas, y encauzar debidamente la acción educativa hacia su finalidad específica.
La pedagogía del amor es consciente de que la educación tiene como objetivo fundamental el desarrollo integral de la personalidad del educando y, por ello, no reviste un carácter reduccionista, limitándose a ser una mueva transmisora de conocimientos, sino que, además de esa dimensión informativa e instructiva, procura atender a la dimensión formativa, facilitando al educando la interiorización de los valores necesarios para afrontar la vida conforme a su dignidad de persona. Distinguía Garcia Morente, filósofo contemporáneo nacido en nuestra provincia, entre cultura colectiva y cultura personal. La primera - objetiva, común y mostrenca – es el conjunto de saberes con que el hombre se encuentra al nacer, unos saberes que están ahí al alcance de todos y que son comunes a los hombres de una misma generación . La segunda, en cambio, - subjetiva, singular y original – es la apropiación que cada uno hace de esos saberes comunes. Sin duda, es la cultura personal la auténticamente valiosa, la que determina el desarrollo de cada persona, la que permite que cada uno adquiera, como subraya López Aranguren, ese carácter moral, ese talante, esa personalidad que le configura y le define como tal.
La pedagogía del amor asume el sentido de la responsabilidad inherente al educador y siente necesidad de establecer mecanismos de colaboración entre padres y profesores para que la acción educadora, siempre árdua y difícil, alcance sus objetivos y proporcione al educando los medios necesarios para su desarrollo y maduración, procurando aunar esfuerzos y compartir tareas en una línea de coherencia y diálogo permanente que impida la percepción de imágenes distorsionadas o contradictorias de la educación, siempre nefastas porque producen desconcierto e inseguridad en la ya insegura personalidad de los jóvenes. Si los padres y profesores, máximos responsables del proceso educativo, no impulsan una acción conjunta, cada uno desde su ámbito, o adoptan una actitud inhibidora - a veces, aunque no se inhiban - o hacen dejación de sus funciones, otros agentes menos adecuados – tal vez, deseducativos – los reemplazarán y vendrán a ejercer su poderosa influencia.
La pedagogía del amor reconoce la suma importancia de la educación en valores para el crecimiento armónico de la personalidad del educando y su incorporación a la vida social y colectiva. Es cierto que en una sociedad plural, como la nuestra, los códigos axiológicos no son siempre coincidentes. Pero es falso afirmar que hay una crisis de valores o que la juventud carece de ellos. En todo caso, la crisis estaría referida a determinados valores que han sido sustituidos por otros, porque, como afirma Max Scheler, cada época histórica estima y prefiere unos valores para los que han sido ciegos los hombres de épocas anteriores. Respetando, pues, las diferencias, debe existir un consenso en cuanto a un número mínimo de valores que emanan directamente de las exigencias de la convivencia democrática, como pueden ser el respeto, la tolerancia, la cultura de la paz, la justicia, la solidaridad, y un largo etcétera.
La pedagogía del amor tiene conciencia de que la efectividad del proceso educativo depende, en gran medida, del grado de confianza del educando y de la credibilidad que le merezca el educador, porque el adolescente vive una situación ambivalente, ya que, por un lado, su inseguridad le induce a confiar en sus educadores, pero, por otro, su fuerte espíritu crítico y su afán de independencia y autonomía para reafirmar su yo le impulsan a cuestionarlo todo y a rechazar, como obsoleto y desfasado, cualquier principio que provenga de los adultos, refugiándose en su soledad o en sus amigos, donde no experimenta una sensación de subordinación, sino de igualdad. De ahí que trate de expresar su mismidad a través de diarios íntimos o mediante la apropiación de modelos idealizados (posters, fotografías,...) o cambiando su aspecto externo y su vestimenta o adoptando incluso un vocabulario propio de su generación. Pero esta búsqueda de identidad personal se produce en una etapa en la que su vida está sembrada de incertidumbres y de dudas, desconoce sus capacidades reales, requiere la aprobación social de su conducta, su personalidad es influenciable y maleable y, aunque abiertamente rehúsa la intervención de los adultos, necesita su orientación para saber a qué atenerse y asumir el papel más conveniente.
La pedagogía del amor es sumamente comprensiva, porque reconoce las necesidades e intereses del educando, atiende su problemática, sabe que la afectividad ocupa un lugar relevante en la psicología del adolescente y que esta hiperemotividad arraiga en sentimientos profundos y se manifiesta mediante cambios bruscos de humor, falta de autocontrol y continua inestabilidad emocional. Por ello los educadores deben ofrecer una imagen de equilibrio emocional y, armados de paciencia, comprender la situación y tratar de canalizarla con mucho amor, sin perder los nervios, con dulzura, con amabilidad y sin esperar recompensas, porque el amor ha de tener un sentido oblativo y no buscar gratificaciones ni agradecimientos, ni regatear esfuerzos, ni escatimar tiempo. La educación no suele tener una rentabilidad inmediata, pero es la mejor inversión de futuro que se puede hacer.
La pedagogía del amor rehúsa toda actitud autoritaria o hiperintervencionista, que se jacta de imponer siempre su voluntad y hacerse obedecer sumisamente o de proteger exacerbadamente al educando, ignorando y asfixiando su incipiente personalidad, porque tanto el autoritarismo como el superproteccionismo generan personalidades débiles y dependientes o suscitan la rebeldía del adolescente Pero rechaza, igualmente, la cómoda actitud que, creyendo inspirarse en un aire liberal, adopta una posición de permisividad absoluta, con intervenciones raras, vacilantes y sin firmeza, porque ello equivale a desentenderse de la educación y esta carencia incide muy negativamente en el desarrollo armónico de la persona, aumenta la inestabilidad emocional del adolescente y, en la mayoría de los casos, su grado de conflictividad y puede, incluso, dar lugar a serios trastornos de personalidad. La educación reclama la existencia de autoridad y esta autoridad reside necesariamente en el educador. No cabe duda de que su ejercicio es muy difícil y, desde luego, menos gratificador que dejar hacer, pero es indudable que su presencia resulta imprescindible en el desarrollo del proceso educativo. La autoridad que deben ejercer los educadores no es una autoridad coactiva, ni se opone a la libertad del educando, ni es egoísta, sino que está pertrechada de amor, se adapta a las necesidades del adolescente, reviste un carácter orientativo, canaliza sus sugerencias e iniciativas, pero no tolera todos sus caprichos y tonterías, es respetuosa con las normas y no vacila en aplicar con rigor las reglas del juego democrático.
La pedagogía del amor es consciente de la complejidad del proceso educativo y de la conflictividad que comporta la convivencia, mayor aún en un periodo de formación, pero sabe que los conflictos generan frustración y que ésta tiene como consecuencia inmediata la agresividad, una agresividad que puede ser intrapunitiva, si está dirigida sobre el propio sujeto y entonces puede originar ciertos complejos, o extrapunitiva, si se desplaza y se dirige contra personas u objetos que nada tienen que ver con la causa de su frustración, en cuyo caso se convierte en fuente permanente de violencia y agresión . Por ello la pedagogía del amor se apresura a resolver los conflictos y lo hace del modo más eficaz posible, es decir, de manera serena y reflexiva, utilizando siempre el diálogo e intentando convencer mediante argumentos racionales. Estos procedimientos no siempre darán resultado, porque la conflictividad, en muchos casos, es fruto de esa inestabilidad emocional y de esa necesidad de reafirmación del yo que caracterizan al adolescente. En tales circunstancias, será necesario recurrir a otras medidas, incluido el castigo, pero estas medidas se tornarán ineficaces si su uso es abusivo.
La pedagogía del amor, en fin, asume el gran papel del educador en la educación y su innegable influencia sobre el educando. Por ello termino con estas palabras de García Morente: “ Todos conocemos en nuestro derredor hombres varios y vemos que algunos atraen más, educan más que otros. ¿ Por qué ? No cabe dudarlo: los más influyentes, los más atractivos, los más educadores son los que con mayor plenitud realizan valores positivos; son los modelos que propendemos a imitar, porque los admiramos y los amamos. En general, puede decirse, pues, que todo educador ha de ser un buen modelo, ha de realizar en sí mismo altos valores”.
jueves, 10 de febrero de 2011
Maturana es el primer científico que desde su hacer como tal explica el amor. En su propuesta, el amor no es una cualidad o un don, sino que como fenómeno relacional biológico, consiste en las conductas o la clase de conductas a través de las cuales el otro, o lo otro, surge como un legítimo otro en la cercanía de la convivencia, en circunstancias en que el otro, o lo otro, puede ser uno mismo. Esto, entendiéndose que la legitimidad del otro se constituye en conductas u operaciones que respetan y aceptan su existencia como es, sin esfuerzo y como un fenómeno del mero convivir. Legitimidad del otro y respeto por él o ella, son dos modos de relación congruentes y complementarios que se implican recíprocamente. El amor es un fenómeno biológico propio del ámbito relacional animal, que en los mamíferos aparece como un aspecto central de la convivencia en la intimidad de la relación materno-infantil en total aceptación corporal. De acuerdo a Maturana, nos enfermamos al vivir un modo de vida que niega sistemáticamente el amor.
Maturana sostiene que el proceso terapéutico es siempre el mismo, cualquiera sea la forma de la psicoterapia, y que se obtiene cuando el terapeuta logra, mediante su interacción con el paciente, guiarlo, conducirlo inconscientemente, en el abandono de la negación sistemática de sí mismo y del otro, y en la recuperación de la biología del amor como la manera o hilo central de su vivir.
En conclusión
Esta manera de concebir lo humano de Humberto Maturana puede tener consecuencias en un cambio en el experimentar de lo humano que puede conducir a que se le dé mayor importancia a la afectividad y a las emociones y menos énfasis a la eficiencia, los logros y la tecnología que son tan apreciados por la modernidad.
La biología del amor es una teoría que se constituye probablemente en el primer intento serio por establecer el amor ya no como valor moral sino como un factor determinante a nivel:
· biológico evolutivo
· sicológico
· social
Sólo los más valientes(y "locos") se atreven a romper esquemas, a pensar el mundo más allá de los límites de lo establecido. Partiendo de ahí era casi una perogrullada que Maturana saliera con esta teoría.
Don Humberto suele usar un lenguaje enredado para el común de los mortales, yo voy a tratar de explicarla en "chileno" =D
Durante muchos siglos se ha dicho que "el amor es lo que mueve al mundo" y Maturana parece estar totalmente de acuerdo, sin embargo su concepto de amor no es el de un don o una cualidad sino un tipo de relación/conducta en la cual:
Don Humberto suele usar un lenguaje enredado para el común de los mortales, yo voy a tratar de explicarla en "chileno" =D
Durante muchos siglos se ha dicho que "el amor es lo que mueve al mundo" y Maturana parece estar totalmente de acuerdo, sin embargo su concepto de amor no es el de un don o una cualidad sino un tipo de relación/conducta en la cual:
· cada cual acepta y respeta al otro como un ser válido
· se busca establecer relaciones de cooperación(simbiosis)
· se acepta al otro a pesar de las diferencias(biológicas, étnicas, sociales,etc)
· Yo amo/respeto al Otro, porque el Otro soy Yo
Y ¿qué es lo nuevo? dirán ustedes, esto se ha dicho una y mil veces...
Lo nuevo es que por primera vez desde el mundo científico se estudia al amor(empatía según el gusto de Varela) como un tipo de relación biológico/social. Esto significa que el amor escapa del mundo literario/soñador/romántico hacia el campo científico.
Las ideas expuestas por Darwin en su teoría "de la evolución de las especies" complementadas por investigaciones sobre simbiosis evolutiva(especialmente el trabajo de Lynn Margulis ) respaldan esta teoría al asegurar que las especies mutan y cambian siempre en el afán de adaptarse a su medio. Y en la medida que establecen relaciones de cooperación(simbiosis) son capaces de sobreponerse a amenazas que por sí solos no serían capaces de superar (¡la unión hace la fuerza!).
Viendo este fenómeno desde el punto de vista informático recuerdo que hace algunos años se realizó una competencia/experimento entre distintos tipos de programas, donde cada uno contenía distintos tipos de comportamientos. Existían los
Lo nuevo es que por primera vez desde el mundo científico se estudia al amor(empatía según el gusto de Varela) como un tipo de relación biológico/social. Esto significa que el amor escapa del mundo literario/soñador/romántico hacia el campo científico.
Las ideas expuestas por Darwin en su teoría "de la evolución de las especies" complementadas por investigaciones sobre simbiosis evolutiva(especialmente el trabajo de Lynn Margulis ) respaldan esta teoría al asegurar que las especies mutan y cambian siempre en el afán de adaptarse a su medio. Y en la medida que establecen relaciones de cooperación(simbiosis) son capaces de sobreponerse a amenazas que por sí solos no serían capaces de superar (¡la unión hace la fuerza!).
Viendo este fenómeno desde el punto de vista informático recuerdo que hace algunos años se realizó una competencia/experimento entre distintos tipos de programas, donde cada uno contenía distintos tipos de comportamientos. Existían los
· agresivos(depredadores): atacaban a todos los demás sin excepción y hasta "matar".
· neutrales: atacaban sólo cuando otro los atacaba primero, pero no dejaban de atacar aún cuando su rival detuviese su ataque.
· cooperadores: atacaban sólo en defensa propia, pero si su oponente dejaba de atacar eran capaces de "perdonar" su ataque.
Cada programa tenía los mismos 100 puntos de "vida", por cada ataque recibido perdían 2 puntos de vida. Si atacaban no obtenían puntos, sin embargo si lograban matar a un oponente sumaban 50 a sus puntos de vida actuales.Si cooperaban entre sí cada uno sumaba 1 punto de vida.
Contrario a lo que nuestro "sentido común" nos pudiera decir, quien logró sobrevivir no fue el depredador sino el menos agresivo(el más empático). Ya sé, algunos dirán ¿pero y cómo el tiburón logró sobrevivir?...pero acaso el tiburón devora a todos los animales que ve?...NO porque el fin de las especies menores sería su propio fin ¡por falta de comida!. Es decir , aún cuando no existe una relación simbiótica tiburón/presa sí existe una relación de equilibrio.
Francisco Varela
Al final tanto la biología como la informática nos dicen lo mismo: en cualquier ambiente(sistema) son los más cooperadores(empáticos) quienes logran sobrevivir. Y esto es porque al sumar sus capacidades/habilidades/instintos son capaces de vencer obstáculos mayores a su individualidad.
Analizando el mismo tema desde la perspectiva empresarial, según estudios sobre comportamiento organizacional está comprobado que quienes logran ascender más rápido en una empresa no son los más "mateos" o los más trabajólicos, sino aquellos empleados que a la par de un buen desempeño son capaces de establecer más y mejores relaciones con todos los empleados, sin importar su rango/trabajo/antiguedad. Una mente frívola podrá pensar: ¿y de qué me sirve llevarme bien con el conserje?...pierdan las llaves de su oficina justo después de haber dejado algún documento importante en ella y verán como súbitamente su trabajo/dinero/prestigio pasan a depender del último ser de la cadena corporativa :P
Humberto Maturana
Según Maturana todos nuestros problemas tienen su origen en la negación del amor(conductas empáticas diría Varela) lo que nos lleva a negar al otro en su legítima existencia. Esto nos hace negar el derecho del otro a ser libre y sobretodo, a ser diferente. Esta negación del otro no sólo se refiere a las demas personas sino también a uno mismo.¿Cuántas veces nos negamos cosas basados en el qué dirán/pensarán los demás? ...eso sucede por la negación que los demás(y nosotros mismos) hacemos de nuestras necesidades/anhelos/proyectos.
Así que está científicamente demostrado ...el amor(empatía/cooperación/buena onda) es lo que mueve al mundo.
Contrario a lo que nuestro "sentido común" nos pudiera decir, quien logró sobrevivir no fue el depredador sino el menos agresivo(el más empático). Ya sé, algunos dirán ¿pero y cómo el tiburón logró sobrevivir?...pero acaso el tiburón devora a todos los animales que ve?...NO porque el fin de las especies menores sería su propio fin ¡por falta de comida!. Es decir , aún cuando no existe una relación simbiótica tiburón/presa sí existe una relación de equilibrio.
Francisco Varela
Al final tanto la biología como la informática nos dicen lo mismo: en cualquier ambiente(sistema) son los más cooperadores(empáticos) quienes logran sobrevivir. Y esto es porque al sumar sus capacidades/habilidades/instintos son capaces de vencer obstáculos mayores a su individualidad.Analizando el mismo tema desde la perspectiva empresarial, según estudios sobre comportamiento organizacional está comprobado que quienes logran ascender más rápido en una empresa no son los más "mateos" o los más trabajólicos, sino aquellos empleados que a la par de un buen desempeño son capaces de establecer más y mejores relaciones con todos los empleados, sin importar su rango/trabajo/antiguedad. Una mente frívola podrá pensar: ¿y de qué me sirve llevarme bien con el conserje?...pierdan las llaves de su oficina justo después de haber dejado algún documento importante en ella y verán como súbitamente su trabajo/dinero/prestigio pasan a depender del último ser de la cadena corporativa :P
Humberto Maturana
Según Maturana todos nuestros problemas tienen su origen en la negación del amor(conductas empáticas diría Varela) lo que nos lleva a negar al otro en su legítima existencia. Esto nos hace negar el derecho del otro a ser libre y sobretodo, a ser diferente. Esta negación del otro no sólo se refiere a las demas personas sino también a uno mismo.¿Cuántas veces nos negamos cosas basados en el qué dirán/pensarán los demás? ...eso sucede por la negación que los demás(y nosotros mismos) hacemos de nuestras necesidades/anhelos/proyectos.Así que está científicamente demostrado ...el amor(empatía/cooperación/buena onda) es lo que mueve al mundo.
Fuentes:Aportes de Humberto Maturana a la psicoterapia
Biología del amor y educación
El aporte de Humberto Maturana al entendimiento y la práctica de la educación
Perspectivas Sistémicas
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